jueves, 15 de mayo de 2014

Paradigma del buen cristiano

Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegados a lo bueno. Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a si mismo; en la actividad, no seas negligentes; en el espíritu, manteneros fervorosos, sirviendo constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; manteneros firmes en la tribulación, sed asiduos a la oración; compartir las necesidades de los santos; practicar la hospitalidad. Bendecir a los que os persiguen; bendecid, si, no maldigáis. Alegraros con los que están alegres, llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios. A nadie devolváis mal por mal. Procurar lo bueno ante toda la gente. En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros manteneros en paz con todo mundo. No os toméis la venganza por vuestra cuenta, queridos; dejar más bien lugar a la justicia, pues está escrito: “Mía es la venganza, yo daré lo merecido”. Por el contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber: actuando así amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien. (Rm 12, 9-21).

Es muy difícil en este mundo seguir lo que dice San Pablo, que no es otra cosa que lo que dice el Evangelio. Algunas cosas que dice San Pablo en este pasaje hoy en día son ejemplos de debilidad, si proclamas esto estas fuera de onda, eres un débil, va en contra de los valores con que nos "bombardean" los medios de comunicación. Pero esto es la verdadera esencia del cristianismo, que a veces no se predica desde los púlpitos, pero no puede estar más claro. A San Pablo se le ha malinterpretado en ocasiones pero en esta "pericopa" no puede ser más claro estamos ante el paradigma del cristiano...pero que difícil es alcanzar la santidad.