En el último anuncio de BMW se puede ver una de las esculturas dinámicas del escultor holandes Theo Jansen, aqui una muestra de su obra:
Noticias, curiosidades y aspectos divulgativos de la cultura, la ciencia y la tecnología.
martes, 18 de septiembre de 2007
domingo, 16 de septiembre de 2007
Efecto Mateo
El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado". "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor". Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado". Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!"Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Mateo 25:14-30
Este pasaje del evangelio según San Mateo sirve para denominar lo que se conoce en sociología de la ciencia: Efecto Mateo, consiste en que los investigadores científicos eminentes cosechan más aplausos que otros investigadores menos conocidos, por contribuciones equivalentes. Asimismo, quienes han publicado anteriormente sus investigaciones, consiguen con mayor facilidad que revistas científicas de primer orden publiquen sus trabajos.
A seis grados de Kevin Bacon
En los años 60 un sociólogo llamado Stanley Milgram realizó el siguiente experimento: eligió a un grupo de personas en Omaha (Nebraska), las cuales tenían que hacer llegar una carta a una persona en Sharon (Massachusetts). Lo interesante es que estas cartas debían ser pasadas a personas conocidas que cada portador creyese que le podría ayudar a alcanzar el destino final. El resultado fue que era posible conectar a cualquier persona en Estados Unidos a través de (en promedio) un mínimo de seis personas, de ahí la frase Six Degrees of Separation.
Por lo tanto yo tengo un amigo que tiene un vecino que conoce al primo de un sobrino del chofer del representarte de Elsa Petaki no es tan raro.
Al hilo de esto, hace unos años se puso de moda en Estados Unidos un pasatiempo llamado el juego de Bacon (con la figura del actor Kevin Bacon como referente). El juego consiste en pensar en otro actor cualquiera y buscar su número "Bacon". Si el actor en cuestión ha trabajado en una película con Kevin Bacon, su número "Bacon" es uno. Si ha trabajado en una película con alguien que ha trabajado con Kevin Bacon, su número "Bacon" es dos y así sucesivamente. Sorprendentemente, es muy difícil encontrar un actor que tenga un número "Bacon" mayor que 6.
En el departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Virginia, han llevado la idea del juego hasta su extremo. Gracias a la base de datos de actores más grande del mundo, Internet Movie Database, compuesta por más de medio millón de nombres y unas 275.000 películas, el Oráculo de Virginia es capaz de determinar instantáneamente el número de Bacon de cualquier actor o actriz.
Así de un total de 893.283 actores que hay en la base de datos: 2.030 tienen un número de Bacon 1, 190.213 con 2, 557.245 con 3, 133.450 con 4, 9.232 con 5, 958 con 6, 137 con 7 y 17 con 8. Por supuesto solo uno tiene un valor cero... Kevin Bacon. Cualquier actor en esta base de datos tiene un número de Bacon promedio de 2,957.
Por lo tanto yo tengo un amigo que tiene un vecino que conoce al primo de un sobrino del chofer del representarte de Elsa Petaki no es tan raro.
Al hilo de esto, hace unos años se puso de moda en Estados Unidos un pasatiempo llamado el juego de Bacon (con la figura del actor Kevin Bacon como referente). El juego consiste en pensar en otro actor cualquiera y buscar su número "Bacon". Si el actor en cuestión ha trabajado en una película con Kevin Bacon, su número "Bacon" es uno. Si ha trabajado en una película con alguien que ha trabajado con Kevin Bacon, su número "Bacon" es dos y así sucesivamente. Sorprendentemente, es muy difícil encontrar un actor que tenga un número "Bacon" mayor que 6.
En el departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Virginia, han llevado la idea del juego hasta su extremo. Gracias a la base de datos de actores más grande del mundo, Internet Movie Database, compuesta por más de medio millón de nombres y unas 275.000 películas, el Oráculo de Virginia es capaz de determinar instantáneamente el número de Bacon de cualquier actor o actriz.
Así de un total de 893.283 actores que hay en la base de datos: 2.030 tienen un número de Bacon 1, 190.213 con 2, 557.245 con 3, 133.450 con 4, 9.232 con 5, 958 con 6, 137 con 7 y 17 con 8. Por supuesto solo uno tiene un valor cero... Kevin Bacon. Cualquier actor en esta base de datos tiene un número de Bacon promedio de 2,957.
Veamos un ejemplo: Rodolfo Valentino tiene un Número de Bacon de 3, ya que trabajó en la pelicula A Sainted Devil (1924) con la actriz Jean Del Val, que trabajó en Seven Thieves (1960) con Eli Wallach, actor que salio en Mystic River (2003) con Kevin Bacon.
sábado, 15 de septiembre de 2007
La medición de la tierra entre Pitágoras y la era espacial
Artículo completo (pinchar la imagen)
En la antigua Grecia ya se suponía que la Tierra era esférica, llegando a calcularse la longitud de la circunferencia máxima en varias ocasiones, antes de la conocida medición de Eratóstenes. Los geógrafos árabes continuaron con esa tradición llegando inclusive a idear nuevos métodos, como sucedería con al Biruni en el Califato de Bagdad. Tras el paréntesis de la Edad Media, en la que llegó a cuestionarse la esfericidad terrestre, se realizaron varios intentos de medir el radio de la esfera, con resultados demasiado dispares.
La creación de la Academia de Ciencias francesa trató de evitar esa ambigüedad, encargándole a Piccard la primera determinación rigurosa del radio de la Tierra. La prolongación del arco de meridiano que empleó el abad francés (Amiens-Malvoisine) evidenció la variabilidad de su curvatura, comprobándose tras las expediciones científicas a Laponia y al Virreinato de Perú que el modelo esférico debía sustituirse por otro elipsoidal con achatamiento polar, tal como había preconizado Newton. Sucesivas mediciones del desarrollo de un grado en diferentes latitudes y la comparación entre todas ellas confirmaron que el modelo matemático de la Tierra era un elipsoide de revolución, calculándose su semieje mayor y el aplastamiento, aunque este no se pudiese evaluar entonces con la debida exactitud.
En el siglo XIX se comienza a cuestionar el modelo anterior, defendiendo tanto Gauss, como Helmert, que la forma real de la Tierra era la de una de la superficies equipotenciales de su campo gravitatorio, precisamente la más próxima al nivel medio del mar. Poco tiempo después se acuñaría el término geoide para referirse a dicha superficie equipotencial. Posteriores medidas gravimétricas permitieron mejorar los modelos elipsoidales previos, así sucedió con el de Hayford, adoptado como internacional en Madrid (1924), o con el de Krasovsky.
La llegada de la geodesia espacial, confirmó la bondad de las determinaciones del semieje ecuatorial, precisó el valor del aplastamiento y las discrepancias entre el geoide, como superficie física real, y el elipsoide, como superdicie matemática ideal, además de permitir obtener con gran exactitud todos los téminos que se deseen del potencial de la gravedad.
Ruiz Bustos, M. Ruiz Morales, M. Ministerio de Fomento. Instituto geográfico Nacional.
La creación de la Academia de Ciencias francesa trató de evitar esa ambigüedad, encargándole a Piccard la primera determinación rigurosa del radio de la Tierra. La prolongación del arco de meridiano que empleó el abad francés (Amiens-Malvoisine) evidenció la variabilidad de su curvatura, comprobándose tras las expediciones científicas a Laponia y al Virreinato de Perú que el modelo esférico debía sustituirse por otro elipsoidal con achatamiento polar, tal como había preconizado Newton. Sucesivas mediciones del desarrollo de un grado en diferentes latitudes y la comparación entre todas ellas confirmaron que el modelo matemático de la Tierra era un elipsoide de revolución, calculándose su semieje mayor y el aplastamiento, aunque este no se pudiese evaluar entonces con la debida exactitud.
En el siglo XIX se comienza a cuestionar el modelo anterior, defendiendo tanto Gauss, como Helmert, que la forma real de la Tierra era la de una de la superficies equipotenciales de su campo gravitatorio, precisamente la más próxima al nivel medio del mar. Poco tiempo después se acuñaría el término geoide para referirse a dicha superficie equipotencial. Posteriores medidas gravimétricas permitieron mejorar los modelos elipsoidales previos, así sucedió con el de Hayford, adoptado como internacional en Madrid (1924), o con el de Krasovsky.
La llegada de la geodesia espacial, confirmó la bondad de las determinaciones del semieje ecuatorial, precisó el valor del aplastamiento y las discrepancias entre el geoide, como superficie física real, y el elipsoide, como superdicie matemática ideal, además de permitir obtener con gran exactitud todos los téminos que se deseen del potencial de la gravedad.
Ruiz Bustos, M. Ruiz Morales, M. Ministerio de Fomento. Instituto geográfico Nacional.
sábado, 8 de septiembre de 2007
martes, 4 de septiembre de 2007
Benjamín Thompson (1753 - 1814)
El paso de calor desde un cuerpo que está una temperatura más alta a otro que está a una temperatura más baja es de algún modo análogo al flujo de un fluido, como puede ser el agua, desde una altura superior a otra inferior. Así pues, no resulta sorprendente que las primeras teorías sobre la propagación del calor lo trataran como si fuese algo parecido a un fluido, denominado fluido calórico. Si un cuerpo pierde fluido calórico, su temperatura debería disminuir, y ésta debería aumentar si el cuerpo ganara fluido calórico. A pesar de que con esta idea de considerar al calor como un fluido se explicaban muchas de las características relativas a la propagación del calor, la teoría del fluido calórico resultaba inconsistente con los datos experimentales.
Parece claro que fue Benjamín Thompson (1753 - 1814), también conocido como el conde Rumford de Baviera, quien se opuso seriamente al concepto del fluido calórico. Temeroso de la propagación de la Revolución Francesa, el gobernador de Baviera encomendó al conde Rumford la supervisión de los cañones construidos para la defensa de las fronteras. En el proceso de taladrar el ánima de los cañones, Rumford observó que se producía un aumento de temperatura en la estructura del cañón, en las virutas metálicas y en el propio taladrador, de modo que parecía generarse calor continuamente en lugar de conservarse, como predecía la teoría del fluido calórico.
Rumford dirigió una serie de experimentos para medir el cambio de temperatura que ocurría al utilizar maquinaria rudimentaria desafilado en el proceso de taladrado. En uno de los experimentos se utilizó agua para refrigerar el taladrador y la estructura del cañón. Rumford midió el aumento de temperatura del agua y observó «la sorpresa y el asombro que expresaban los semblantes de los allí presentes viendo la gran cantidad de agua que se calentaba, y que verdaderamente llegaba a hervir sin ningún fuego». Rumford concluyó que el calor no podía ser una sustancia material, ya que parecía no tener límite. Más bien parecía que era el resultado del rozamiento o del trabajo realizado por las fuerzas de rozamiento.
El Conde Rumford, nació bajo el nombre de Benjamín Thompson en la localidad de Voburn, Massachusetts, en 1753, y su juventud no prometía una posterior nobleza. Comenzó por dos veces un aprendizaje, que no llegó a concluir, con otros tantos tenderos. Uno de los tenderos se quejó a la madre de Thompson de que Benjamín perdía más tiempo bajo el mostrador fabricando maquinitas, y leyendo libros de ciencia, del que dedicaba a atender a los clientes. Sin embargo, la fortuna de Thompson cambió cuando, a los diecinueve años de edad, contrajo matrimonio con una viuda rica de treinta y tres años de edad en la ciudad de Concord, New Hampshire, región también conocida como Rumford.
En las disputas entre Bretaña y sus colonias Americanas, Thompson fue leal a la corona y sirvió como Mayor en una compañía de milicia. Cuando sus sentimientos de lealtad llegaron a conocerse, un grupo de colonos, disfrazados de indios, llegaron hasta la misma puerta de su casa y le amenazaron con cubrirlo de brea y emplumarle. En estas circunstancias Thompson escapó a Boston con un caballo, 20 dólares, y poniendo así su vida a salvo.
Durante la Revolución Americana, Thompson decidió por propia cuenta colaborar con los británicos, llegando a ser un oficial valeroso e inventivo. De hecho, tras ver cómo uno de sus caballos se ahogaba al cruzar un río, inventó un flotador salvavidas para los caballos que transportaban el armamento sobre su lomo. También diseñó un carruaje para transportar cañones, que era arrastrado por tres caballos, y permitía su puesta en funcionamiento en 75 segundos.
Después de ser armado caballero por el rey Jorge III de Inglaterra, Thompson pasó a formar parte de la corte de Teodoro, Elector de Baviera. Allí dirigió una serie de experimentos sobre las propiedades de la seda, importante producto de Baviera durante aquella época, entreteniendo a la corte con cálculos tales como éste: «Si el vestido de seda de una mujer pesa 28 onzas, lo cierto es que ella lleva encima más de 2000 millas en longitud de seda, como la que sale hilada por el gusano ... ».
Nombrado general mayor por el elector, Thompson mejoró el equipamiento de los soldados, y así, mientras estaba investigando los materiales que pudieran proporcionar un mayor confort a sus soldados, descubrió el gran valor que como aislante térmico puede tener una película de aire atrapado. Además, Thompson proporcionó a los soldados posibilidades para ganar dinero y sufragar sus necesidades. En los experimentos que llevó a cabo para determinar las mejores condiciones de iluminación de los asilos para los pobres, Thompson estableció la candela como unidad patrón para medir la iluminación.
En el período que va desde la muerte del emperador Leopoldo II a la coronación del emperador Francisco II, el elector Teodoro, benefactor de Thompson, disfrutó de un breve reinado como vicario del Sacro Imperio Romano. Aunque, como vicario, Teodoro tenía poderes limitados, uno de sus privilegios era el elevar a una persona a la categoría de noble. De este modo, el 9 de mayo de 1792 Teodoro ejerció este privilegio y Benjamín Thompson pasó a ser el Conde Rumford.
Ya como Conde, estableció dos grandes premios para los descubrimientos científicos relacionados con la luz y el calor. Dichos premios deberían ser medallas de oro o plata de valor igual al interés acumulado por el capital correspondiente al libramiento original, y uno de estos premios lo controlaría la Real Sociedad en Londres. Cuando después de seis años no se había concedido ninguna medalla, el Conde Rumford se presentó a sí mismo ante el Comité de Selección, y así en 1802 se convirtió en el primer receptor de la medalla Rumford. No obstante, sus contemporáneos no reconocieron sus logros, y cuando en 1814 falleció a causa de una «fiebre nerviosa», muy poca gente asistió a su entierro.
Parece claro que fue Benjamín Thompson (1753 - 1814), también conocido como el conde Rumford de Baviera, quien se opuso seriamente al concepto del fluido calórico. Temeroso de la propagación de la Revolución Francesa, el gobernador de Baviera encomendó al conde Rumford la supervisión de los cañones construidos para la defensa de las fronteras. En el proceso de taladrar el ánima de los cañones, Rumford observó que se producía un aumento de temperatura en la estructura del cañón, en las virutas metálicas y en el propio taladrador, de modo que parecía generarse calor continuamente en lugar de conservarse, como predecía la teoría del fluido calórico.
Rumford dirigió una serie de experimentos para medir el cambio de temperatura que ocurría al utilizar maquinaria rudimentaria desafilado en el proceso de taladrado. En uno de los experimentos se utilizó agua para refrigerar el taladrador y la estructura del cañón. Rumford midió el aumento de temperatura del agua y observó «la sorpresa y el asombro que expresaban los semblantes de los allí presentes viendo la gran cantidad de agua que se calentaba, y que verdaderamente llegaba a hervir sin ningún fuego». Rumford concluyó que el calor no podía ser una sustancia material, ya que parecía no tener límite. Más bien parecía que era el resultado del rozamiento o del trabajo realizado por las fuerzas de rozamiento.
El Conde Rumford, nació bajo el nombre de Benjamín Thompson en la localidad de Voburn, Massachusetts, en 1753, y su juventud no prometía una posterior nobleza. Comenzó por dos veces un aprendizaje, que no llegó a concluir, con otros tantos tenderos. Uno de los tenderos se quejó a la madre de Thompson de que Benjamín perdía más tiempo bajo el mostrador fabricando maquinitas, y leyendo libros de ciencia, del que dedicaba a atender a los clientes. Sin embargo, la fortuna de Thompson cambió cuando, a los diecinueve años de edad, contrajo matrimonio con una viuda rica de treinta y tres años de edad en la ciudad de Concord, New Hampshire, región también conocida como Rumford.
En las disputas entre Bretaña y sus colonias Americanas, Thompson fue leal a la corona y sirvió como Mayor en una compañía de milicia. Cuando sus sentimientos de lealtad llegaron a conocerse, un grupo de colonos, disfrazados de indios, llegaron hasta la misma puerta de su casa y le amenazaron con cubrirlo de brea y emplumarle. En estas circunstancias Thompson escapó a Boston con un caballo, 20 dólares, y poniendo así su vida a salvo.
Durante la Revolución Americana, Thompson decidió por propia cuenta colaborar con los británicos, llegando a ser un oficial valeroso e inventivo. De hecho, tras ver cómo uno de sus caballos se ahogaba al cruzar un río, inventó un flotador salvavidas para los caballos que transportaban el armamento sobre su lomo. También diseñó un carruaje para transportar cañones, que era arrastrado por tres caballos, y permitía su puesta en funcionamiento en 75 segundos.
Después de ser armado caballero por el rey Jorge III de Inglaterra, Thompson pasó a formar parte de la corte de Teodoro, Elector de Baviera. Allí dirigió una serie de experimentos sobre las propiedades de la seda, importante producto de Baviera durante aquella época, entreteniendo a la corte con cálculos tales como éste: «Si el vestido de seda de una mujer pesa 28 onzas, lo cierto es que ella lleva encima más de 2000 millas en longitud de seda, como la que sale hilada por el gusano ... ».
Nombrado general mayor por el elector, Thompson mejoró el equipamiento de los soldados, y así, mientras estaba investigando los materiales que pudieran proporcionar un mayor confort a sus soldados, descubrió el gran valor que como aislante térmico puede tener una película de aire atrapado. Además, Thompson proporcionó a los soldados posibilidades para ganar dinero y sufragar sus necesidades. En los experimentos que llevó a cabo para determinar las mejores condiciones de iluminación de los asilos para los pobres, Thompson estableció la candela como unidad patrón para medir la iluminación.
En el período que va desde la muerte del emperador Leopoldo II a la coronación del emperador Francisco II, el elector Teodoro, benefactor de Thompson, disfrutó de un breve reinado como vicario del Sacro Imperio Romano. Aunque, como vicario, Teodoro tenía poderes limitados, uno de sus privilegios era el elevar a una persona a la categoría de noble. De este modo, el 9 de mayo de 1792 Teodoro ejerció este privilegio y Benjamín Thompson pasó a ser el Conde Rumford.
Ya como Conde, estableció dos grandes premios para los descubrimientos científicos relacionados con la luz y el calor. Dichos premios deberían ser medallas de oro o plata de valor igual al interés acumulado por el capital correspondiente al libramiento original, y uno de estos premios lo controlaría la Real Sociedad en Londres. Cuando después de seis años no se había concedido ninguna medalla, el Conde Rumford se presentó a sí mismo ante el Comité de Selección, y así en 1802 se convirtió en el primer receptor de la medalla Rumford. No obstante, sus contemporáneos no reconocieron sus logros, y cuando en 1814 falleció a causa de una «fiebre nerviosa», muy poca gente asistió a su entierro.
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